miércoles, 21 de mayo de 2014



Lucio A. López Prado, MBA, PfMP, PMP.
Director de Offering Steelmood México

Probablemente la caída del Emperador Napoleón no se deba tanto a Waterloo, como a Borodino, una victoria indiscutible de La Grande Armée. Corría el año de 1812 cuando el ejército francés, frente al río Moskva, decide emprender el ataque. Cansados del camino, pero con gran disciplina, cruzaron el río y en perfecta formación ejecutaron las órdenes de sus comandantes.

 Durante ocho horas los ejércitos se enfrentaron entre humo, fuego y cañonazos hasta que una carga de los coraceros de Murat logró que los rusos emprendieran la retirada. Esto permitió al victorioso ejército francés poder seguir avanzando hasta Moscú. Napoleón estaba convencido que una vez caída esta ciudad, el zar no tendría más remedio que rendirse. Esto no sucedió así; la capital se incendió y el ejército francés tuvo que retirarse entre la nieve y el hambre, regresando a territorio amigo con menos de 25,000 hombres restantes del más de medio millón que había emprendido la aventura.

¿Cómo es posible que una victoria pueda generar el desmoronamiento de un imperio? La batalla fue dirigida adecuadamente, cumpliendo sus objetivos. La campaña incluso fue “ganada”, tomando Moscú después de muchos esfuerzos exitosos. Sin embargo, esta campaña nunca debió ser emprendida: Distrajo al emperador de enemigos más cercanos y peligrosos, lo hizo descuidar otros frentes y no contribuía realmente a sus objetivos estratégicos.

Más de 100 años después, nos enfrentamos con múltiples ejemplos de proyectos “exitosos” que cumplen a cabalidad con su alcance planeado e incluso en tiempo y costo; también existen programas que generan algunos beneficios a la empresa. Pero, ¿esos beneficios son los que se esperan? ¿Están realmente alineados con la estrategia? No siempre.

Muchas veces emprendemos programas o proyectos que no debieron ser iniciados en primer lugar. Aunque sean “exitosos”, son proyectos pírricos. La gestión de portafolios (Portfolio Management) es la disciplina que nos permite:
  • Discernir qué programas o proyectos se deben de emprender
  • Consolidar recursos
  • Evitar riesgos
  • Asegurar que todas las acciones estén alineadas con la dirección estratégica de la empresa. 
A inicios de 2014, la consultora ESI predijo el Portfolio Management como una de las grandes tendencias del año en el mundo de la Gestión de Proyectos; esto debido a que cada vez más empresas son conscientes de la necesidad de formalizar esta disciplina. Del mismo modo, en Febrero, el PMI (Project Management Institute) lanzó una nueva certificación de PfMP (Portfolio Management Professional) que da más impulso aún a esta disciplina.

El estándar de Portfolio Management se ocupa de cinco dominios:
  • Alineamiento Estratégico
  • Gobierno del Portafolio
  • Desempeño del Portafolio
  • Gestión de Riesgos
  • Comunicación

El manejo integral de estos dominios nos permite maximizar la inversión de nuestras organizaciones en programas y proyectos y nos facilita el alcanzar nuestras metas.

El EAP (Expectations Alignement Process) es una herramienta diferencial de Steelmood que nos permite de una manera pragmática y eficiente seleccionar que proyectos o programas debemos de realizar. Si desde el planteamiento de los esfuerzos observamos que no es posible obtener una calificación satisfactoria (o, en otras palabras, cumplir con las verdaderas expectativas del cliente), simplemente no emprendemos la campaña.

El uso del EAP y de diversas técnicas avanzadas de gestión de portafolios nos permitirán no emprender el día de hoy una nueva campaña Rusa, y no tener más Borodinos.



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