Lucio López Prado
Director de Offering en Steelmood México
Era de noche cuando el vuelo 8509 de Korean Air
despegó del aeropuerto de Stansted en Londres, con el capitán piloteando. Al
ladear el avión a la izquierda, el ADI señaló que no había obstáculos, pero la
alarma comparativa sonó repetidamente. En los instrumentos del primer oficial
se mostraba claramente un obstáculo, sin embargo el oficial permaneció en
absoluto silencio mientras avanzaban. A las 18:38, 55 segundos después del
despegue, el ala chocó contra el suelo, la aeronave golpeó el piso a una
velocidad de 300 nudos, explotando con el impacto. Todos murieron.
En los años 80s
y 90s la compañía Korean Air tuvo la mayor cantidad de accidentes aéreos en el
mundo; Podemos preguntarnos si tenían aviones viejos, pilotos mal entrenados, o
sistemas obsoletos. La respuesta es que tenían los pilotos con mayor
experiencia y los últimos avances tecnológicos.
Entonces, ¿qué
ocasionaba los accidentes? Las investigaciones posteriores (y que han puesto
ahora a Corea como el país número 1 en seguridad aérea), demuestran que fue un
tema totalmente cultural.
Los aviones
Boeing utilizados, contaban con los
últimos avances diseñados en occidente, por lo que no estaban adaptados a la
idiosincrasia oriental. Este tipo de aviones está diseñado para ser manejado
por un grupo de “colegas” que cooperan como iguales durante el vuelo. Esto, en
la cultura coreana es impensable; en una cultura de alta distancia al poder
SIEMPRE hay jerarquías. El primer oficial de nuestra historia (y los más de 15
primeros oficiales que en esos años protagonizaron accidentes fatales), fue
incapaz de manifestarle a su capitán el error que le mostraban los
instrumentos, ya que sería una falta terrible de respeto.
Este es un
ejemplo extremo de que las cosas pueden salir muy mal si no se consideran los
factores culturales. De manera muy aterrizada en nuestro campo de acción,
diversas investigaciones muestran que más del 70% de proyectos internacionales
fallidos, mencionan como causa de su fracaso “Diferencias culturales”.
Por ello como
expertos en gestión de proyectos complejos e internacionales, no podemos dejar
a la ligera este tema y debemos aproximarnos a él siguiendo un método claro y
pragmático para incrementar nuestra Inteligencia Cultural. El método que aquí
os propongo (Inspirado en Livermore, 2010) consiste en 4 pasos: Motivación, Conocimiento, Estrategia y
Acción; estimulando las cuatro dimensiones de la inteligencia:
motivacional, cognitiva, meta-cognitiva y de comportamiento.
La motivación
implica una decisión consciente de entender otra cultura, deleitarse en las
diferencias y comprender a las personas. Esto se logra con acciones que pueden
parecernos triviales; conectar nuestros intereses (futbol, moda, cultura) con
los de la cultura a explorar, probar especialidades locales o, desde un punto
de vista meramente económico, valorando el costo tan alto de no priorizar la inteligencia
cultural.
El Conocimiento se da al estudiar las
relaciones multiculturales desde el marco existente de investigación académica.
Existen diversos marcos de referencia que se pueden estudiar. El más conocido
es el de Hofstede (2008) que propone 5 dimensiones (más una): Distancia al poder,
masculinidad, individualismo, aversión de lo incierto, indulgencia y
pragmatismo.
La estrategia consiste en definir un plan
de cómo abordar cuestiones de multi-culturalidad; observando otras culturas con
el “piloto automático” apagado, planeando nuestras interacciones,
preguntándonos qué valores subjetivos generan reacciones, formulando hipótesis
y evaluando resultados.
Por último la acción consiste en modular nuestras
interacciones para adecuarnos a ciertos valores y poder facilitar la
comunicación. Esto no significa dejar de lado nuestra individualidad o nuestros
propios valores, pero sí identificar donde existen diferencias y poder adecuar
cuestiones de forma que no comprometan nuestra identidad (como velocidad en la
que hablo, espacio interpersonal, tocar más o menos a alguien en las
interacciones, etc.).
Finalmente, quiero
destacar que independientemente de los valores, acciones y actitudes que
tengamos como parte de una cultura (nacional, empresarial, familiar), el foco
debe ser siempre el individuo, partiendo
de una base de respeto y con el firme propósito de entablar una mejor relación
explotando lo que tenemos en común: nuestra propia humanidad.
El ejemplo es extremo, pero todos en nuestra vida hemos tenido nuestros proyectos donde "el ala toca suelo", y por ende el desastre. Yo agregaría, si es posible, considerar integrar a los equipos de trabajo multiculturales recursos con origen en el destino de nuestro proyecto, de tal manera, garanticemos una integración cercana y verdadera.
ResponderEliminarNo conocía la historia que inicia el artículo y me ha parecido sorprendente pero desde luego ilustra de una manera clarísima el significado y los problemas que encierra no ser conscientes de que vivimos en un mundo global , plural en el que no existen conceptos absolutos . Me gusta el método en cuatro pasos que D. Lucio plantea en su artículo y no sabría indicar cual es el más importante
ResponderEliminarMuy interesante el artículo Lucio.
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EliminarTengo la misma sensación que se tiene cuando lees la primera página de un buen libro: “ganas de más”. Me llama la atención la foto que acompaña el artículo. En ella podemos ver personas de distintas culturas trabajando literalmente “codo con codo”. Pero, ¿qué ocurre cuando, además, ese “codo” está a miles de kilómetros? Entonces tenemos que manejar otro parámetro: la distancia. Aunque en este caso llevar a cabo el método planteado se complica, la solución deberá estar basada siempre en el RESPETO, como bien indicas; y según mi experiencia, requerirá de otra virtud, en mi opinión bastante inusitada en esta profesión: la EMPATÍA
ResponderEliminarMuy bueno el artículo. Coincido con Bahía en que otra dificultad es la distancia. Entonces hablamos de diferencias horarias y la comunicación requiere una buena gestión adicional.
ResponderEliminarSin duda un Interesante método de lo que probablemente algunos de nosotros ya aplicamos, aunque no conscientemente ni de forma tan estructurada.
ResponderEliminarSobre el tema, recomendaría este excelente libro “When Cultures Collide: Leading Across Cultures (Third Edition): Leading, Teamworking and Managing Across the Globe” de Richard D. Lewis (con un apartado muy curioso sobre España y otro sobre Mexico).
No obstante, me gustaría añadir, que por “diferencias culturales” se debe entender no solamente aquellas entre individuos de diferentes países y/o religiones pero también, y sobretodo, entre personas de distintas áreas profesionales.
Me explico, ¿quién creéis que tienen más afinidades entre ellos, un programador Java Español con un programador Java Chino, o un programador java Español con un responsable de marketing Español?
Y lo mismo se debe tener en cuenta entre personas de distintas generaciones.
Hola, ¿recomiendas algún curso o taller donde se pueda aprender más de estos temas? Como especialista en DO es importante conocer cada día más acerca de la multiculturalidad en las organizaciones. Te agradezco. Saludos.
ResponderEliminarHola Carla:
ResponderEliminarEn México no conozco... pero a nivel internacional de lo mejorcito sería el Centro Hofstede. http://geert-hofstede.com/courses.html